...Tú...
Que me sostenías en tu mano con delicadeza...
Que me mirabas con ternura cuando me posaba en ella...
Que calmabas con tu silencio mi aleteo de mariposa inquieta...
Tú...
Que me besabas con los ojos y me acariciabas sin tocarme...
Que me escuchabas aunque no tuviera boca para hablarte...
Que no me pedías conocerme entera para amarme entera...
Tú...
Que me hacías sentir mujer y niña...Grande y pequeña...
Que contigo seguía creciendo por dentro sin crecer por fuera...
Que no necesitabas escuchar que tenía miedo para que me protegieras...
Tú...
Que me enseñaste a ser lo que soy sin impedirme ser lo que quisiera...
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Todo este poema es bello, pero esta parte me encantó:
ResponderEliminarTú...
Que me enseñaste a ser lo que soy sin impedirme ser lo que quisiera...
Gracias por compartirlo.
Un beso.
Casi lo olvido, te dejé un premio en mi blog.
EliminarUn abrazo enorme.
Mi querida Lola hermoso homenaje a quien nos enseña los primeros pasos en la vida.
ResponderEliminarBesos y un buen fin de semana.
Tú, una mujer con alas de mariposa que aprendió a ser libre porque nadie se lo impidió…
ResponderEliminarEs precioso todo el mundo interior que posee cada persona y es más interesante aún cuando tu aprendes a amar a esa niña que te habita y ambas vuelan simbiosis. Bella entrada querida Lola.
Feliz domingo.
Abrazos efusivos
CLola, como siempre o mejor, no me canso de decirte que unes las palabras como nadie, las coses con sentimientos. Saltos y brincos
ResponderEliminarQuizás nunca dejamos de ser niñas...siempre habrá una pequeña parte, es la que nos ayuda a mirar la vida con ilusión.
ResponderEliminarAbrazos grandes de azul mar, querida Lola :)