...Llega cada mañana a la misma hora...Muy temprano...
Caminando con sus manos lo que sus piernas ya no andan...
Entonces se queda allí parada...En el mismo sitio...Esperando...
Hasta que llega él...Pequeñito...Con su pelaje revuelto y atigrado...
Saltando a su alrededor contento...Mirándola como pidiendo algo...
Sabe que no le fallará...Ningún día faltará su plato de leche con pan...
Son felices...Saber que alguien te quiere...Eso es Felicidad...
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Tu sabes lo bonito que es que te quieran, a ti se te quiere mucho. Saltos y brincos
ResponderEliminarMi querida Lola en la sencillez de las cosas es donde uno se da cuenta del verdadero amor que hay a su alrededor. Una hermosa entrada.
ResponderEliminarBesos y un feliz fin de semana.
Y aún más difícil, parecen una canción de Roberto Carlos...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=_MhCtvk-RJI
Chao, amiga.
Lola, realmente es tierno y conmovedor lo que registras en tu prosa, el gatito que se acerca a una mujer inválida y que inocente y generosamente pone a disposición de ella toda su emocionalidad y su vitalidad de gatito. Me ha gustado mucho y seguiré visitando tu blog ahora que lo he descubierto. Un abrazo amiga.
ResponderEliminarUna imagen que me produce mucha ternura, y tus letras, hermosas y sabias...
ResponderEliminarAbrazos grandes :)