...Protejo a la niña que soy jugando incansable a ser la niña que fui...Ella es la que me me devuelve el rumbo y me salva de todos mis naufragios...La que me consuela y seca las lágrimas cuando me rompo en mil pedazos...
La que me recuerda que después de caerse es posible levantarse rápido...La que me ayuda a pintar las paredes de colores cuando me quedo en blanco...
La que me presta sus alas y me grita que sea libre y vuele alto...La que me borra letras cuando escribo "desesperanza" para que lea "esperanza"...
La que cuando me asustan los silencios me cuenta cuentos y me canta...La que cuando necesito hablar me mira con los ojos muy abiertos y calla...
La que siempre camina conmigo para que no vuelva sola a casa...La que sabe hacerme sonreír y llorar de emoción cuando me abraza...
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La niña que fuiste y que intentas mantener presente en tus cosas cotidianas, eso es de tener grande el corazón. Saltos y brincos
ResponderEliminarQue siempre te acompañe tu niña, querida Lola…asida de la mano de ella nunca decaerá tu ánimo.
ResponderEliminar"la que sabe hacerme sonreír y llorar de emoción cuando me abraza…"…es preciosa!
Abrazos y feliz semana.
Querida Lola, es siempre un placer visitar este lugar de letras envueltas de belleza, sensibilidad y cariño...
ResponderEliminarEsta vez me invade esta dulce niñez, esa que nos salva de la dura realidad y la que nos recuerda que las cosas con ilusión se pueden lograr....
Me gusta navegar por este mar de puro entusiasmo y vitalidad, la misma que nos muestra en esta mirada de la niñez.
Un abrazo primaveral inmenso y entusiasta.
Hermoso texto, nunca debemos perder esa niña que llevamos dentro nuestro.
ResponderEliminarUna abrazo.
Querida Lola, paso de nuevo por tu espacio de letras, para comunicarte y animarte a participar; si te apetece, en una nueva propuesta que he lanzado desde mi barco de papel, a la cuál he llamado "susurros de abril".
ResponderEliminarUn abrazo en estar tarde soleada, desde este lado de la orilla. :)