EL ARTE DE LA IMAGINACIÓN...Y UN ESPACIO MÁGICO...

Natalya Smirnova

Aprendió a imaginar sobre las rodillas de su padre. Al abrir cada libro brotaban ante ellos los mil y un universos que habían estado dormitando en la estantería. Y también dentro de los cajones de su fantasía infantil. Aquellos libros le enseñaron a ser libre. A no depender de ninguna programación ni de los gustos ajenos. Porque leer era reescribir la historia poniendo rostro a los personajes y color a las calles de San Petersburgo, las aguas del río Mississippi, la Isla del Tesoro, el violín de Sherlock Holmes, las estrellas soñadas de una noche de verano, la oxidada armadura de don Quijote... Luego vino la poesía. Había cumplido quince años y pesaba demasiado como para seguir sobre las rodillas de papá. Ya se colocaban frente a frente en la mesa de la biblioteca y se miraban poniéndose de acuerdo en el momento más adecuado para despegar. Y se sumergían buscando lugares propicios para el amor que no están en ningún sitio y, sin embargo, estaban precisamente allí, en la luz plateada de la mañana. Lo que más le gustaba de su padre, no obstante, era que siempre iba limpio. Oliendo ligeramente a menta. Y su camisa blanca, sus manos, su voz, sus maravillosos silencios...


Por eso no dudó al plantearse la idea de hacer algo hermoso con aquel dinero...
Lo tuvo muy claro...Sería su homenaje...Un espacio mágico...
Un lugar para la imaginación y la ternura...Para dejarse arropar por los sueños...

En muy poco tiempo estuvo todo dispuesto...
Una sala de lectura infantil...Alegre y luminosa...De paredes blancas y limpias...
Como si se tratase de una enorme pantalla envolvente donde proyectar su imaginación los niños...
Con sofás de distintas formas...Sillas y cojines de colores dispuestos haciendo rinconcitos...
Y no demasiados volúmenes...Pero delicadamente escogidos...

Ella misma se ocupó de hacerlo... Uno a uno...Con mimo...
Dejándose aconsejar tan solo por el corazón...Las sensaciones...
Los recuerdos...
Quería que los pequeños del barrio deprimido en el que había sido tantos años maestra pudieran vivir la magia que le había dado alma y forma a ella...

Librería "República de los niños" ( Beijing )

A aquel maravilloso sitio dedicó...Desde entonces...Todo su tiempo...
Cualquiera podía entrar a leer...
Así lo decía el "Hada Imaginada" en el cartel de la pared :

Para ti son estos libros que aquí ves...
Puedes coger todos los que desees...
Entra si quieres soñar...Viajar o volar muy alto...
No hay límite de número ni tiempo...
Pueden ser uno...Dos...Tres o cuatro...
Toda la tarde entera o tan solo un rato...
Elige y siéntate con papá o mamá en un cojín o un sofá...
O quizá prefiráis hacerlo en una silla...
Aunque se aconseja mejor sobre las rodillas...
Después...Devuélvelo a su lugar...
Y si quieres...Vuelve a empezar...

Desde su sitio...Contemplaba a los niños....
No había sido tan feliz desde aquellos años de mágica y luminosa lectura compartida...
Era fascinante ver sus caritas de asombro...De alegría...De ilusión...
Entonces...Cerraba los ojos un instante y se veía sentada encima de las piernas de su padre...

El hombre que la enseñó a sentir...
A volar...A imaginar...A ser libre...A soñar...
Sobre la mesa...Su foto...
Y una cálida y aromática infusión de menta...


( De nuevo una entrada de "Días intensos" me vuelve a inspirar para escribir dentro de otra historia...El primer párrafo es de su autor...
El resto de mi imaginación y mis sueños... )


Una historia chulísima para verla sobre las rodillas de papá o mamá...

"Días intensos"...
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